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3/7/12

EDIFICANDO 5 (ESTUDIOS BIBLICOS)

Edificando bajo ataque
INTRODUCCION:

El Libro de Nehemías, es uno de los libros históricos de la Biblia, y éste continúa la historia del regreso de Israel de la cautividad en Babilonia y la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Nehemías era un hebreo en Persia cuando escuchó la noticia de que el Templo en Jerusalén había sido reconstruido. Su preocupación creció sabiendo que no había muro que protegiera a la ciudad. Nehemías pidió a Dios ser utilizado para salvar la ciudad. Dios respondió a su oración ablandando el corazón del rey persa Artajerjes, quien no solo le dio su bendición, sino también los suministros para utilizarlos en el proyecto. Nehemías obtuvo el permiso del rey de regresar a Jerusalén, donde fue hecho gobernador.

A pesar de la oposición y acusaciones, el muro fue construido y los enemigos silenciados. La gente, inspirada por Nehemías, ofrendó diezmos y mucho dinero, materiales y la mano de obra para completar el muro en increíbles 52 días, a pesar de mucha oposición.

Lectura bíblica: Nehemias 6:1-14
A esta altura de la historia nos encontramos al pueblo totalmente decidido a terminar la obra, pero es aquí (en realidad desde el capitulo 4) donde las cosas comienzan a ponerse difíciles. 

Es una realidad que cuando los creyentes deciden hacer la voluntad divina, no tardan en hacerse presentes los que se oponen.

1.    El primer ataque del enemigo vino del exterior, por parte de los vecinos de Israel que no querían ver la reconstrucción de la ciudad; estaban cerca y amenazaban destruirlos. Pensaban que el temor por la posibilidad de un ataque violento podría obstaculizar la obra directa o indirectamente si los judíos decidieran que el proyecto no valía la pena tal riesgo. La otra alternativa sería que se vieran obligados a pararla con el fin de defenderse. Esta artimaña trataba de desviar la atención que los trabajadores tenían en Dios y en su habilidad de permitirles realizar su plan para que la fijaran en los enemigos externos (Nehemías 4).

2.    El segundo ataque fue interno. Las condiciones económicas dentro del mismo pueblo se convirtieron en un obstáculo para la realización del plan original. Surgieron divisiones entre los hermanos por el egoísmo y falta de amor. Tal como en el tiempo en que Pablo escribió a los Corintios, la escasez de dinero era síntoma de la falta de amor. Esta estrategia distrajo a los trabajadores de tal manera que no se fijaban en Dios sino en sus semejantes (Nehemías 5).

3.    La tercera argucia del enemigo fue agredir directamente al líder (Nehemías 6), que es el pasaje que vamos a estudiar. Los muros ya estaban completos aunque las puertas no estaban colocadas en sus lugares todavía (6:1). Los oponentes escuchaban informes acerca del éxito que se estaba logrando y nuevamente trataron de frenar su terminación.

Querían provocar la suspensión del trabajo poniendo obstáculos de toda índole. Si lograban asustar o eliminar a su dirigente destruyendo su credibilidad frente al pueblo, los podrían desanimar y poner fin a su esfuerzo. Desde la perspectiva del líder del pueblo de Dios, esta estrategia estaba diseñada para que no se fijara en el Altísimo y en su plan para Israel, sino que se concentrara en sí mismo y en sus propios problemas.


En su interés por frenar a Nehemías poniéndole obstáculos personales, sus adversarios trataron tres veces de desviarlo del plan que Dios le había dado usando cada vez una forma diferente de engaño. En cada ocasión se nos describe el verdadero propósito que tenían y las respuestas que da el líder, las cuales siempre estuvieron apegadas a la verdad.

1-    DISTRACCION 6:1-4

Los vecinos enemigos inventaron diferentes pretextos para inducir a Nehemías a dejar la obra y reunirse con ellos. Insistían constantemente en que debían juntarse para tener una sesión de negocios y discutir las cosas pendientes.

A simple vista parecería una actividad buena, de mucho valor para el pueblo. Sin embargo, todo era una farsa; en primer lugar, querían distraerlo de la obra que Dios le había llamado a hacer y después planeaban matarlo durante esa consulta en el campo de Ono, que quedaba a una distancia aproximada de 27 kilómetros de Jerusalén.

Nehemías respondió con un enfático “¡NO!” a la propuesta enemiga, porque tenía una visión clara de lo que Dios quería para su vida. Veía su comisión con profunda seriedad porque reconocía que la responsabilidad que tenía sobre sus hombros era enorme y había decidido cumplirla a cualquier costo, aunque tuviera que hacer algún sacrificio personal.

·         Los líderes espirituales actuales deben aprender a decir no a las muchas invitaciones que reciben. Tenemos que decir no cuando enfrentamos la tentación de hacer algo malo que nos pueda distraer del camino designado por nuestro Señor.
·         Asimismo, cuando se nos pide hacer concesiones en cuanto a la verdad o la moralidad, o cuando algo aparentemente bueno puede interferir con la realización de algo mejor.
·         Debemos ser capaces de discernir con claridad lo que está en juego antes de decidir lo que debemos hacer o no y responder en base a tal evaluación.
·         Nehemías no dejó que lo bueno obstaculizara la obra mejor y al mismo y al mismo tiempo evitó el daño que planeaban hacerle.

2-    ACUSACIONES FALSAS 6:5-9

En su quinta invitación para que saliera a encontrarse con ellos en el campo de Ono, sus opositores cambiaron su estrategia y le añadieron la intimidación. Esta vez enviaron una carta abierta para que se leyera frente al pueblo.

Contenía una acusación falsa que públicamente ponía en duda sus motivaciones (6:5–7a):

·         Usted no está haciendo esta obra para el bien del pueblo.
·         En realidad, lo que quiere es coronarse como rey.
·         La reconstrucción del muro es un engaño.
·         Lo querían acusar de rebelión contra el emperador.

Su propósito principal era asustar al pueblo y desanimarlo, pero sin dejar de pensar en perjudicar a Nehemías (6:9a).¿Cómo lo manejó Nehemías?

El líder respondió aduciendo su motivación sincera y hablando de manera directa y clara les dijo que no había nada de verdad en sus imputaciones. Ellos las habían fabricado con el fin de destruir su influencia sobre la gente como guía espiritual.

No trató de discutir con ellos, simplemente, con toda tranquilidad, negó la acusación presentada. Su propia reputación de integridad tendría que servir para defenderlo de estos ataques. Puesto que estaba seguro de su comportamiento, se queda quieto, dejando el asunto en manos de Dios (6:9b).

Notemos que Nehemías no perdió tiempo en discutir con sus detractores. Tenía la conciencia limpia y podía enfrentar el conflicto con confianza. No tenía ninguna intención de rebelarse contra el emperador ni deseos de convertirse en rey, así que se colocó en manos de Dios.

3-    FALSO CONSEJO ESPIRITUAL 6:10-14

Los enemigos utilizaron a este hombre, Semaías, quien se presentó como si fuera profeta con un mensaje divino.
El engaño que emplean en este caso tiene la apariencia de una revelación divina. Semaías afirma: Dios me envió. Al engaño añadieron una amenaza, ya que sus adversarios querían hacer tambalear su seguridad. El falso profeta le advirtió que sería sorprendido de noche cuando durmiera para ser asesinado. Su propósito era asustarlo de tal manera que buscara escapar y desobedecer a Dios. Entonces podrían desacreditarlo ante el pueblo.
En la reacción de Nehemías aprendemos algunos principios válidos para nuestra vida, acerca de Cómo podemos discernir la voluntad de Dios y evitar caer en las trampas del enemigo.

Nehemías sospechaba algo malo por dos razones.

Primero, el profeta decía venir en el nombre de Jehová para distraerle de la realización de una obra que Dios mismo le había llamado a hacer. Su mensaje no tenía sentido, porque el Señor le había revelado con claridad lo que quería realizar y le había demostrado que él se podía encargar de cualquiera de sus enemigos. ¿Por qué le diría ahora que escapara?

En segundo lugar, el líder desconfió de Semaías porque utilizó el nombre de Jehová para hacerlo desobedecer la ley de Dios. Nehemías era un líder laico; no sacerdote. Por lo tanto, no le estaba permitido estar en el templo. Si lo hacía, sería merecedor del juicio de Dios (Números 18:7; 2 Crónicas 26:16–21). Esta instrucción tampoco era válida.
Así que Nehemías se negó a huir. No tenía por qué hacerlo; tampoco pecaría entrando en el templo. En cuanto a la voluntad de Dios, sabía lo que él quería lograr. Además, conocía bien la Palabra del Señor y cómo se debe aplicar en situaciones semejantes a ésa. Estos dos elementos fueron los que lo dirigieron en cuanto a la decisión que debía tomar.

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