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27/7/12

EDIFICANDO 6 (Estudios Bíblicos)

Edificando en el servicio.

EDIFICANDO UNA IGLESIA APROBADA POR DIOS

"Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es."
1 Corintios 3.10-17

INTRODUCCIÓN: Con la proliferación de congregaciones en América Latina surge una pregunta. ¿Cómo tener la seguridad de que la iglesia tiene el visto bueno divino?

En  1 Corintios 3.10-17 Pablo afirma que uno recibe la aprobación de Dios cuando:


I. PONE EL FUNDAMENTO CORRECTO (10-11).

Cristo es el fundamento porque:

a) Él es la roca inconmovible de los siglos (Sal. 18.2).

b) Su Palabra permanece para siempre (Is. 40.8; 1 P. 1.25).

c) Fue anunciado por los profetas antiguos (1 P. 1.10-12).

d) Todo puede sobreedificarse sobre Él como base (1 Co. 3.10).


Cimiento adecuado. ¿Cuál fue el cimiento que, por la gracia de Dios, Pablo colocó en Corinto? Fue el evangelio de Cristo. La persona y obra de Jesucristo, tal como lo revela la Escritura, es el verdadero cimiento sobre el que se edifica la iglesia. Pablo espera que los ministros del evangelio de Cristo edifiquen la iglesia y que lo hagan fielmente, en armonía con el evangelio.

Cimiento inadecuado. Pablo previene a los corintios que «nadie es capaz de colocar otro cimiento que no sea el que ya fue colocado». Con la advertencia, «que cada uno tenga cuidado de cómo edifica sobre él» (v. 10b), alerta a los edificadores de que su obra será juzgada. Ningún obrero en el servicio del Señor puede enseñar y predicar impunemente un evangelio contrario al evangelio de Cristo. Ninguno puede colocar otro cimiento para reemplazar el que Dios mismo ha puesto. De hacerlo, será todo un fracaso. Ningún teólogo puede adulterar el evangelio sin sucumbir bajo la ira de Dios (cf. v. 17). Los apóstoles recibieron este evangelio de Jesús, lo proclamaron a judíos y gentiles y lo comunicaron a la posteridad como sagrado depósito. Por lo tanto, la iglesia descansa en ninguna otra base que no sea la revelación de Jesucristo

Más espacio ocupa Pablo en el análisis de los que construyen. No tiene reparo en afirmar: “Yo como perito arquitecto puse el fundamento” (v. 10). «Como sabio jefe de construcción coloqué el cimiento y otro está edificando sobre él». Pablo emplea términos que le son familiares a los corintios que sabían del rubro de la construcción, especialmente la conectada con los templos. Pablo se confiere el título de jefe de construcción, el que apuntaba al contratista que supervisaba la obra de numerosos subcontratistas. El jefe de construcción era responsable de supervisar diariamente el trabajo de cada uno de los constructores. Asimismo, Pablo tenía la tarea de supervisar el trabajo realizado por sus colaboradores que estaban edificando un templo espiritual en Corinto.


EL OBRERO COMO ARQUITECTO

- Debe tener conocimientos, hacer planos y amar la belleza.
- Cumple el paso inicial de la obra.
- Depende de los demás para realizarla.
- No ha de pretender hacerlo todo, ni permitir que lo obliguen a ello.
- Debe cuidarse de poner a Cristo como único fundamento.
- Recibe una gracia especial de Dios (v. 10a).
Por el otro lado, están los demás que participan. La construcción de la iglesia es un trabajo en conjunto. “Cada uno” tiene la obligación de sobreedificar y de cuidar la manera en que lo hace (v. 10c). La responsabilidad de la tarea de evangelización y edificación es obra de todos.


II. USA MATERIALES CORRECTOS (13-15).

Todo cristiano tiene la responsabilidad de colaborar en la construcción de la iglesia. En el v. 12 hay una enumeración de materiales posibles, que van desde el oro hasta la hojarasca. Primero, hay aportes de enorme diferencia y valor, a veces sin valor alguno. Segundo, el creyente debe hacer su aporte para el edificio espiritual de la iglesia. Sobre el fundamento uno edifica con predicación y enseñanza de la Palabra de Dios.

La madera, el heno y la hojarasca representan la enseñanza de la sabiduría humana (1.17; 2.1, 4-5, 18-20). El problema con la hojarasca—símbolo de mala doctrina, por ejemplo, y de legalismo—es que se quema; la idea del fuego como elemento de prueba es frecuente en la Biblia. Y volviendo al tema de la recompensa, Pablo declara que el resultado se verá de dos maneras: por un lado, el cristiano recibirá recompensa por lo que haga; por el otro, si “la obra de alguno se quemare”, no sufrirá la perdición, pero la salvación que mantenga será alcanzada con las manos vacías y sólo por la misericordia divina, “como por fuego” (v. 15).

El oro, la plata y las piedras preciosas representan la predicación del evangelio y toda la revelación divina (2.6-7, 10, 13; 4.1).

Es posible edificar la iglesia con sabiduría humana, pero no habrá aprobación de Dios (3.13-15).

«Ahora bien, si alguno edifica sobre este cimiento». Pablo no se refiere al fundamento, sino al edificio, a la edificación que los obreros están levantando en la iglesia de Dios. La frase si alguno es lo suficientemente amplia como para abarcar a cada una de las personas que activamente trabaja en favor del Señor. En otras palabras, el término alguno no se limita a predicadores y maestros del evangelio. Cada creyente debe estar edificando sobre el cimiento de la Palabra de Dios.

«Con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno o paja». La figura que Pablo usa no debe interpretarse en forma literal o alegórica, ni se debe aplicar en forma incorrecta. La metáfora quiere comunicar que la calidad del edificio debe ser como la del cimiento. Los materiales usados para construir la estructura deben congeniar con la durabilidad y magnificencia del fundamento.

Pablo exhorta a los edificadores a que produzcan un trabajo de calidad. Quiere que cada albañil dé lo mejor de sí. Según su propio ejemplo, él espera que todos los que edifiquen sobre el cimiento que puso adopten la misma ética laboral. Su tarea es edificar a cada miembro de la iglesia enseñando y predicando con fidelidad el evangelio de Cristo.

 
III. RECONOCE A LA IGLESIA COMO TEMPLO DE DIOS (3.16-17).

Seguidamente Pablo inserta una idea que deduce de la anterior. Deja de hablar de “edificio” para referirse a “templo”. La explicación es que cuando “el Espíritu de Dios mora en vosotros”, el edificio pasa a ser templo, un lugar donde se adora y predica a Dios. Un grupo humano que se ama y que proclama la verdad no llega a ser iglesia (o sea “templo”) si no lo hace con la dirección del Espíritu Santo.

a) Llega a ser templo por la presencia del Espíritu (16b).

b) Todos somos parte (17b).

c) Corre peligro de ser destruido (17a). En este contexto los que destruían la iglesia eran los que enseñaban sabiduría humana.

d) Pertenece a Dios, quien retribuirá por su edificación o destrucción.


CONCLUSIÓN:

Al edificar el templo de Dios, tengamos cuidado de que tanto el fundamento como los materiales sean los que Dios estipula para así recibir la aprobación divina.




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