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9/1/12

EL CREYENTE Y SU FUNDAMENTO

"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina." 
(Mt 7.24-27). RVR(1960)

A modo de sello especial, Jesús pone fin a su sermón con la parábola de los dos constructores. Los dos hombres mencionados en esta parábola son constructores, ya que cada día de nuestras vidas, cada uno de nosotros va edificando; en toda ambición que un hombre acaricia, todo pensamiento que concibe, toda palabra que habla, y toda obra que ejecuta es como un ladrillo de construcción. Gradualmente se va levantando la estructura de la vida.

Ahora bien, no todos los edificadores son iguales. Algunos son sensatos, otros son necios. En que fila debemos ubicarnos nosotros? ese sera el deafío a descubrir, por medio de la Palabra de Dios.

Jesús habla sobre el modo de construir la casa de estos hombres; sobre la prueba a que se ven sometidas las casas, y, acerca del resultado de la prueba y la razón para este resultado.


1- el modo de construir la casa de estos hombres

• Las “casas” de las que Jesús habla no eran construidas en forma tan sólida como lo requieren los códigos modernos de la construcción. Los ladrones podían minar las paredes y entrar (6:19). Se podía abrir fácilmente un agujero en el techo de tierra y paja (Mr. 2:4). Entonces, ¡todo dependía del cimiento!

• Los dos constructores tienen en común que levantan sus viviendas en un valle que contiene el lecho de un río. Durante la estación seca este lecho está seco, o casi tan seco que no ofrece peligro para ninguna de las casas. Hasta aquí todo está muy bien. Existe un gran parecido superficial con el común de la gente, incluyendo a los que estaban oyendo el discurso de Cristo o a los que en el día de hoy lo leen.

Sin embargo, existe un marcado contraste entre los dos constructores.

• El primer constructor es sensato. Es previsor. Calcula que la estación seca no durará. La tormenta llegará. La casa se verá inundada por las lluvias, azotada por los vientos, y, a menos que se tomen las debidas precauciones, será arrastrada por la creciente. Así se prepara para el peligro inminente. Antes de edificar la casa saca la tierra suelta, cava hasta encontrar la roca (cf. Lc. 6:48). Enseguida pone el fundamento sobre la roca.

• El necio no hace nada por el estilo. Levanta su casa sobre la arena suelta, como si jamás fuera a dejar de brillar el sol.

En la explicación de la parábola Jesús señala que el significado figurado del cimiento es “estas palabras mías”.

• La roca sólida del verdadero discipulado, o sea la sujeción genuina a Cristo. Edificar «sobre la roca» es ser un discípulo atento que responde a su maestro, en vez de ser superficial e hipócrita. Practicar la obediencia se convierte en fundamento sólido para resistir las tormentas de la vida.

• La arena indica un cimiento flojo, el de una profesión de fe hueca y servicios meramente externos. El necio, confiando en sí mismo y negándose a pensar en el futuro, no lo hace. Es un oidor, pero no un hacedor. Sigue los impulsos de su propia voluntad pecaminosa.

Cristo mismo es la Roca (1 P. 2:6; Ro. 9:33; 1 Co. 3:11; 10:4). Edificar la casa de uno sobre la roca significa no solamente oír al Señor, sino en gratitud por la salvación recibida poner en práctica sus mandamientos. Por la gracia de Dios el hombre sensato hace esto;


2- la prueba a las que se ven sometidas las casas de estos hombres

El día de la prueba llega. Llega para las dos casas. Las pruebas llegan desde todos los lugares posibles: desde arriba (lluvia), desde abajo (ríos), los costados (vientos tempestuosos)

Una tormenta típica de aquellas regiones contemplaba la siguiente secuencia: Es una de esas terribles tormentas que en esta región los vientos repentinos traen desde el Mediterráneo. Hay chaparrón tras chaparrón. Como resultado, el lecho del río ya no está seco. Comienza a llenarse de agua, primero es un arroyuelo, sin profundidad y lento; luego es un torrente profundo, rápido, furioso, que amenaza los soportes mismos de las paredes, cualquiera que sea aquello sobre lo que está puesta la casa. Y todo el tiempo el fuerte viento occidental aporrea y golpea la parte superior y especialmente los muros.

Así también para todo oidor del evangelio, sea sensato o necio, ciertamente va a llegar la prueba o crisis. Viene en diversas formas:

• pruebas (el caso de Abraham, Gn. 22:1; libro de Job)

• tentaciónes (José en Gn. 39:7–18; pedro negando a jesus en Mt. 26:69–75)

• luto (Jacob en Gn. 42:36; Job 1:18–22; la viuda en Lc. 7:11–17; Lazaro en Jn. 11:1ss)


3- El resultado de la prueba y la razón para este resultado.

La casa del hombre sensato. No cae. Las aguas torrentosas que la amenazaban no pudieron moverla (Lc. 6:48). Resistió a los tumultosos chaparrones. Aguantó la enorme fuerza de la embestida del aluvión. Desafió cada ataque furioso. Cuando se hubo acabado completamente la fuerza de la tormenta, allí estaba la casa, sin que ninguno de los elementos de la naturaleza le hubieran hecho daño. Razón: ¡había sido edificada sobre la roca!

La casa del necio. Por otra parte, casi no necesitó un esfuerzo especial la furiosa corriente para socavar los muros de la otra casa y llevarse la arena o tierra sobre la que había sido edificada. Además, la lluvia y el viento acabaron fácilmente con lo que fue dejado por la inundación. Todo lo que el viento tenía que hacer era dar un solo empujón a la tambaleante estructura. Entonces con un estruendo terrible cayó en el agua y fue arrastrada, esparciéndose los despojos por todas partes. Su ruina fue completa. Como una casa de naipes, la vida del necio se tambaleará.

Conclusión:

- La diferencia clave en las dos casas no es su apariencia externa.

- La clave en la historia son los cimientos. La casa sobre la roca representa una vida fundamentada en una relación personal con Cristo

- El hombre sensato, que muestra por sus hechos que ha recibido de todo corazón las palabras de Cristo y por lo tanto está edificando sobre la Roca, jamás será avergonzado.

- Muchas personas enfrentan la amenaza de la destrucción, no por terquedad sino por falta de reflexión.

- Nuestra responsabilidad como creyentes es ayudar a otros para que se detengan y piensen en el rumbo que están siguiendo sus vidas y tengan en cuenta las consecuencias de prestar atención al mensaje de Cristo.

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